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El activista de Igualdad Animal Javier Moreno nos cuenta sus experiencias en escuelas e institutos

22 Feb 2012

Javier Moreno es fundador y responsable de medios de comunicación de la asociación de derechos animales Igualdad Animal. Además de muchas otras formas de activismo, Javier ha participado en charlas en escuelas e institutos con el objetivo de difundir el respeto a los animales.

AULA ANIMAL: ¿Puede decirse que Igualdad Animal es un proyecto educativo? ¿Qué tipo de actividades lleváis a cabo con este objetivo?

JAVIER MORENO: En esencia sí puede decirse que Igualdad Animal es un proyecto educativo, ya que tratamos de educar a la sociedad en el respeto a los animales. Vivimos en una sociedad donde la educación y el contexto en el que crecemos nos hace poco a poco interiorizar y aceptar la explotación de los animales.

Aunque es cierto que ciertas prácticas como la tauromaquia, fiestas populares, el uso de las pieles o la utilización de animales en los circos cada ven provocan más rechazo, sigue existiendo una aceptación global del uso y matanza de animales para nuestro beneficio. Seguimos pensando que los seres humanos somos superiores al resto de animales con los que compartimos este planeta. De hecho negamos nuestra «animalidad», haciendo una diferenciación ficticia entre «personas» y «animales», algo que facilita la relación de dominación que establecemos sobre ellos.

Tenemos un área de educación gestionada por educadoras infantiles que está trabajando para sacar adelante proyectos en este ámbito, como la creación de una página web dedicada a profesores y profesoras donde puedan tener recursos para hacer actividades que fomenten el respeto a los animales en clase, o una página web dedicada a los niños y niñas, donde puedan a través de cuentos y juegos conocer el mundo emocional de los animales y fomentar la empatía con ellos.

AA: Habéis ido a colegios e institutos a dar charlas sobre derechos animales. ¿Cómo habéis enfocado el tema? ¿Qué respuesta habéis encontrado por parte del centro y los alumnos?

JM: Esto, como comentaba Óscar Horta en una entrevista que le realizabais recientemente, depende de la edad de los alumnos. Con niños más pequeños es interesante fomentar la empatía que suelen tener con los animales, a través de juegos y unidades didácticas experienciales que les hagan ponerse en su lugar. Aunque como indica Óscar, es muy probable que todo este trabajo no sea tan fructífero por la gran influencia del entorno. A pesar de ello, sería interesante fomentarlo.

Nosotros de momento tenemos sobre todo experiencia en charlas en institutos, donde se puede tratar más en profundidad la cuestión de los derechos animales, y en general la respuesta que recibimos es positiva. Vemos que suele haber mucha curiosidad con el tema y la visión antropocéntrica del mundo no está todavía tan interiorizada, lo que permite crear debate y cuestionar esa visión.

Algo fundamental y que a veces parece no darse mucho en las escuelas, es fomentar el pensamiento crítico en los alumnos. El cuestionamiento del mundo que nos rodea, de la «realidad» que percibimos y cómo estamos relacionados con ella. Sí que es cierto que a pesar de la buena aceptación que tenemos por parte de los jóvenes, es curioso que sean los propios profesores los que a veces se muestran reticentes a estas actividades. Nunca olvidaré una charla en un instituto de Zaragoza donde el profesor de Filosofía vino literalmente a «reventar» la charla que estaba dando a los chicos. También cabe destacar aquí cómo la Universidadde Salamanca, después de acordar con nosotros una conferencia sobre experimentación animal en la que invitamos a los profesores a participar en una mesa redonda para debatir la cuestión, censuró la actividad, alegando algo así como que nuestro activismo de desobediencia civil no era adecuado. Curiosamente, un espacio que se jacta de fomentar el pensamiento crítico, lo censuró. Un claro ejemplo del temor que existe, sobre todo en las universidades, con la cuestión de la experimentación animal, a que aumente la oposición por parte de los estudiantes a estas prácticas.

AA: ¿Qué mensaje creéis que debe transmitir un profesor o maestro para fomentar el respeto a los animales?

JM: Para empezar, sería interesante empezar a dejar de dar información falsa. Es decir, que algo positivo que se podría empezar a hacer es dejar de reproducir falacias existentes en toda la bibliografía que acompañan la enseñanza. Los libros de texto, cuentos infantiles, ejercicios que realizan los niños en clase, están llenos de mentiras.

Los libros de texto y cuentos infantiles están repletos de prejuicios sexistas y clasistas. Una lectura crítica de este material nos puede ayudar a comprender hasta qué punto pueden condicionar e incluso fomentar los prejuicios. No voy a extenderme mucho en esta cuestión, pero detrás de cuentos como Blancanieves o La Bella Durmiente, aparentemente inocentes, podemos encontrar claros prejuicios sexistas y de otra índole. No es casual que existan iniciativas antidiscriminación que fomenten la sustitución de estos cuentos por otros adaptados a nuestra época, que fomenten otros valores.

En el caso del especismo, son clarísimos estos ejemplos. Un visionado de «Teo en el circo» o «Teo en la granja» nos muestra a los animales felices de ser explotados, interiorizando en el niño la visión de los animales como objetos para nuestro beneficio, mostrando a los niños una falsa realidad, que dista mucho de lo que ocurre realmente en esos lugares.

Que los niños realicen ejercicios donde tienen que separar «persona» de «animal», es algo que los profesores deberían evitar, pues es completamente falaz. Los humanos somos animales, y ante el fomento de esta división, aparentemente inocente, estamos poniendo las bases donde se sustentará la visión antropocéntrica que tenemos del mundo, creando ese lugar ficticio, donde nos erigimos en dueños y amos de los demás animales. Sería positivo también que los profesores, apoyados por padres y madres, empezasen a presionar a los colegios para cambiar ciertas actividades extraescolares. Un buen punto sería dejar de llevar a los niños a zoológicos o circos y sustituir estas actividades por paseos por el campo donde se pudieran transmitir valores de respeto y empatía hacia los animales, o visionados de documentales que enseñen el maravilloso mundo emocional que tienen.

En general todo lo que vaya encaminado a romper la visión del ser humano como ser superior/dominador y sustituirla por una visión del ser humano y el resto de animales como «compañeros de planeta».

AA: En este sentido, ¿qué te parecen las visitas a granjas-escuela?

JM: Este punto me parece muy importante y que muestra claramente cómo mentimos y distorsionamos la realidad sobre la explotación de los animales. En estas visitas se lleva a los niños a que conozcan a los animales que «nos dan los productos». Los niños y niñas normalmente establecen una conexión de empatía y respeto con estos animales, juegan con ellos, los acarician, desconocedores de que en el comedor de la escuela o en su casa, les están sirviendo sus cuerpos troceados. No les llevamos a los mataderos donde puedan ver y escuchar a los animales gritando y siendo masacrados, ya que esto sería muy impactante, pero no les contamos la realidad sobre lo que sucede con estos animales.

Hay muchas historias traumáticas de niños que hacen esta conexión y se niegan a comerse a su «amigo», algo que ya se encarga la familia y el entorno de hacerle asimilar, con más mentiras, diciendo que no sufren o que es necesario comer animales. Conozco algún caso de familias que han respetado este sentimiento, pero lo habitual es que se trate al niño como «inmaduro» y se le acabe convenciendo de que los animales «están para eso». Parafraseando a Joan Dunayer, al igual que el racismo o el sexismo, el especismo no puede sobrevivir sin mentiras.

AA: En el tema de la alimentación, llama mucho la atención que tanto en las escuelas como en las universidades se siga asumiendo que necesitamos productos animales para tener una alimentación sana. ¿Ves importante que se trabaje para romper estos mitos?

JM: Por supuesto, llama la atención que a pesar de que referentes mundiales en la cuestión, como la Asociación Americana de Dietética, compuesta por más de 67.000 expertos, indique que las dietas vegetarianas, incluyendo las veganas, bien planificadas, son apropiadas para todas las etapas del ciclo vital, incluyendo el embarazo, la lactancia, la infancia, la niñez y la adolescencia, así como para deportistas, se siga transmitiendo información falsa sobre esta cuestión. En otros países no es tan común, ya que la mayor parte de bibliografía sobre nutrición vegana es anglosajona. Aquí todavía queda mucho trabajo por hacer para ir derribando estos mitos.

AA: ¿Crees que se debe enfocar más el trabajo para concienciar sobre los derechos animales en escuelas y universidades?

JM: Por supuesto. A medida que vamos creciendo, el especismo se interioriza y arraiga más en cada uno de nosotros. Con el paso del tiempo, vamos perdiendo la capacidad crítica y nuestras creencias y valores se van haciendo cada vez más difíciles de cuestionar. Es necesario invertir más recursos de activismo en estos campos, con campañas enfocadas a estos ámbitos. Las posibilidades son prácticamente ilimitadas y el resultado puede ser muy positivo.

AA: ¿Qué iniciativas piensas interesantes para fomentar el respeto a los animales en las escuelas?

JM: Dependiendo de la edad, se pueden realizar multitud de iniciativas. Por ejemplo, en edades más tempranas se puede focalizar mucho en la empatía, con juegos y unidades didácticas experienciales que ayuden a los niños a ponerse en lugar de los animales explotados. Recuerdo que en algún colegio, un educador, para que los niños y niñas pudieran entender lo que viven los animales en los zoos, se ponían debajo de la silla, sin moverse durante un rato, y luego tenían que explicar cómo se habían sentido. Como decía anteriormente, también la sustitución de las salidas a los zoos o circos por otras actividades. Sería interesante también que los niños puedan visitar santuarios de animales, que a diferencia de las granjas escuela transmiten una visión respetuosa de los animales. En Madrid ahora existen dos santuarios, Wings of Heart y El Hogar de Luci. La labor educativa de estos lugares es fundamental y tienen mucho potencial sobre todo en el ámbito de las escuelas.

En edades más avanzadas se pueden desde realizar charlas y conferencias, debates en los que los alumnos de la clase tengan que tomar partido, defendiendo y argumentando posturas contrarias. Iniciativas para incluir menú vegano en las universidades, difusión de documentales y proyecciones….

AA: Al finalizar el 2011 realizasteis una en la que los niños podían pedir deseos para los animales. ¿En qué consistió? ¿Cuál era el objetivo?

JM: Esta actividad la realizamos porque queríamos fomentar precisamente esa empatía en los niños, en varias ciudades teníamos fotografías de animales en la que las niñas y niños escribían su deseo para los animales. El resultado fue muy positivo, y nos encantó ver deseos maravillosos que reflejan que esa existe y que hay que fomentarla. En este enlace se puede ver un vídeo muy emotivo y esperanzador sobre la actividad que realizamos en Madrid: http://vimeo.com/34533726

AA: Si algún profesor quiere que vayáis a su instituto a dar una charla sobre derechos animales, ¿cómo puede contactar?

JM: Como decía, estamos trabajando para realizar distintas campañas en los institutos, y estaremos encantados de que nos ofrezcan la posibilidad de dar charlas. Pueden escribirnos a info@igualdadanimal.org para organizar la actividad.

AA: ¿ Querrías añadir algo más?

JM: Sí, daros las gracias y felicitaros por esta iniciativa. Es muy necesario que el debate sobre los derechos animales se lleve a las aulas. Y por último, me gustaría acabar con una frase de Gary Yourofsky, activista que precisamente se dedica a ir recorriendo los institutos y universidades de Estados Unidos dando charlas sobre derechos animales «Cuando éramos niños los animales eran nuestros amigos, nos horrorizaba ver que alguien hiciera daño a un animal.. pero ¿qué es lo que ha pasado por el camino? ¿cómo hemos podido convertirnos en estos monstruos indiferentes?».