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¿Deben ser los niñ@s quienes decidan su alimentación?

30 Ago 2016

Hace unos días, una madre comprometida con los derechos animales en su muro de Facebook respondía a una publicación que decía «Los padres veganos imponen su dieta a sus hijos, no como el resto, que hacen una asamblea … para hacer el menú»

familias veganas

En su respuesta, esta madre defendía que no había que empujar a los niños hacia el veganismo, sino que esa era una decisión que debía tomar el menor. La familia, debía dejar por tanto libertad para consumir cualquier producto de origen animal. La labor de la familia era dar ejemplo evitando el consumo de estos productos.

Esta apelación a la libertad y los derechos del menor, en principio debería ser bien acogida, pero hay algunas objeciones que pueden plantearse.

En primer lugar podemos preguntar a quien sostiene esta postura frente al maltrato animal, si la mantiene también para el maltrato de quienes pertenecen a su propia especie. Supongamos que ve a su hijo en la guardería pegar a otro niño. ¿Frenará la acción de inmediato o dejará que continúe con esa actitud libremente hasta que por observación del entorno se dé cuenta de que lo que está haciendo está mal?

Supongamos que el niño decide que se va a alimentar únicamente de caramelos, golosinas y pizza, ¿mantendrá esta madre que su hijo debe ser libre de tomar sus propias decisiones y que debe aprender por observación o impondrá su criterio al menor? Cuando la víctima de un acto libre es el propio hijo, las familias muestran menos tendencia a hacer declaraciones «por la libertad infantil», que cuando es un animal.

En segundo lugar, es habitual y comprensible que las familias prioricen los intereses de sus hijos frente al resto (especialmente si no son humanos), aunque los intereses de sus hijos sean poco trascendentales (comer un plato que les gusta más que otro) y los de los animales sean vitales (no morir). Por eso es normal que hablen de la libertad de los niños, algo que suele ser bien acogido por la sociedad. Pero desde el movimiento de derechos animales debemos tratar de proteger los derechos de la víctima y no de quién se beneficia de la explotación.

En tercer lugar, esa libertad implica que los niños -desde las primeras etapas del desarrollo- son capaces de decidir y por tanto son responsables de sus actos. Sin embargo eso no es así. Si un niño agrede a otro frente a sus padres y éstos no lo impiden, los responsables son los padres. Si un niño agrede a un animal, los responsables siguen siendo los padres. No es justo que éstos deriven al menor su responsabilidad y menos, disfrazándola como acto de reconocimiento de derechos.