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Indira, una alumna de 17 años nos cuenta por qué es vegana y cómo le influyó su profesora Isabel

16 Feb 2017

La profesora Isabel Ariño participó el pasado martes día 14 de febrero en nuestro curso «La educación desde el respeto a los animales». Isabel quiso que una alumna suya, que ahora se encuentra cursando 2º de Bachillerato de Artes Escénicas, participase en el curso y le pidió que escribiese un texto.IMG_0480

Desde Aula Animal queremos dar las gracias a Indira García Campos por habernos ayudado, a pesar de que no haya podido estar presente. ¡Un abrazo compañera!

Mi nombre es Indira, tengo 17 años, soy estudiante de segundo de bachillerato de Artes Escénicas de Figueres (Girona) y soy vegana. Mi pasión y amor por los animales viene desde siempre. Mis padres, desde que mi hermana y yo éramos pequeñas, nos educaron en el respeto hacia el resto de animales del planeta. En casa siempre ha habido mascotas. De hecho, cuando yo nací, ya había una pastora alemana de seis años esperándome en casa, asía que desde siempre he vivido entre ellos.

Siempre he tenido una “conexión especial” con el reino animal. De bien pequeña los he defendido, los he cuidado y he llorado por ellos.Mi madre explica cómo cuando yo apenas comenzaba a caminar, traía animalitos a casa que encontraba por el campo para salvarlos (saltamontes con patas rotas, pajaritos con alitas rotas, incluso alguna serpiente medio aplastada por algún coche).

Pero mi experiencia en el respeto animal aumentó y comenzó, por así decirlo, cuando tenía 15 años. Estaba estudiando 4o de la ESO en Almudévar (Huesca) y en clase de ética impartida por Isabel Ariño vimos el documental “Un Reino Apacible”.
Este documental relata la horrorosa vida que sufren los animales de las granjas industriales y experiencias de personas que se negaron a colaborar con esta injusticia, Recuerdo cómo me caían las lágrimas en esa clase. En realidad, a mi y a muchos de mis compañeros. Pero lo mío fue especial. Ellos se limitaban a decir la pena que les causaba ese sufrimiento. Y allí se quedaba todo.

IMG_0479Yo, sin embargo, llegué a casa con muy mal cuerpo y dejé la hamburguesa que tenía para comer en el plato. Recuerdo que mi madre me preguntó qué era lo que me sucedía y yo no pude evitar desmoronarme por colaborar con esa industria, la industria del sufrimiento. A continuación, envié un mensaje al Departamento Veganízate con Gaia (conocía a Santuario Gaia porque previamente tuve que hacer una exposición para clase de ética sobre ellos) y les escribí pidiéndoles consejos sobre como hacerme vegana con 15 años.

El 7 de enero de 2015 recibí su mensaje, donde había una infinidad de recetas veganas y le dije a mi madre que me haría vegana a partir del día siguiente. Ella, emocionada, me dijo que el veganismo le resultaba demasiado para una adolescente, y que se sentiría más tranquila y que sería una maravillosa forma de comenzar haciéndome vegetariana, y que el veganismo lo dejara cuando hubiera acabado mi desarrollo y fuera adulta.

Y así, el 8 de enero de 2015 me hice vegetariana. Dejé de comer carnes y pescados de la noche a la mañana.
Por motivos puramente éticos. Porque cinco minutos de placer de paladar no equilibran los millones de muertes al día, las millones de torturas diarias.

Animales que no ven el sol hasta que salen del camión para ir al matadero, que son engordados de manera descomunal para su comercio cárnico, que son criados desde su nacimiento hasta su muerte en jaulas donde ni siquiera pueden tumbarse o darse la vuelta, donde el vínculo madre-hijo se rompe al ver el negocio en ello, de peces y ecosistemas marinos que se están aniquilando día a día. Y esto es solo una pincelada de todo lo que se vive a nivel mundial.IMG_0481

Cuando llegué al instituto no pude evitar decírselo a mi tutora, orientadora y profesora de ética Isabel, quien también era vegetariana y fue en gran parte la responsable de abrir mis sentimientos hacia el reino animal. De hecho, me estuvo trayendo comidas vegetarianas durante todo el curso para probarlas y aprender a cocinar con ellas. Digamos que así empecé en el mundo del respeto hacia las demás especies.

Pero, al cabo de dos años, empecé a sentir que lo que hacía, que ser vegetariana, no me sentaba bien emocionalmente. No me sentía orgullosa de mi misma siendo vegetariana. Necesitaba dar el siguiente paso, el salto hacia el veganismo, que haría que mis emociones estuvieran en paz y me sintiera 100% orgullosa y satisfecha con mi trabajo.

Siendo vegetariana no me comía al ternero, pero le separaba de su madre para explotarla y beberme su leche cada mañana.
No me comía el pollo, pero obligaba a la gallina a vivir en una jaula espantosa y a producir huevos de forma antinatural para hacerme una tortilla. No me sentía nada bien, y empezó a carcomerme un sentimiento de culpabilidad de nuevo.

Cuando le expliqué estos sentimientos a mi madre (ella no es vegetariana ni vegana), me dijo que ella ya había observado acciones distintas en mi. No echaba queso en mi sofrito de pasta, no me hacía bocadillos de queso para clase, ya no cocinaba tortillas y sustituí la leche de vaca por vegetales.

Así pues, emocionada al ver mi paso a paso inconscientemente, el 16 de septiembre de 2016 me hice vegana. Y es la mejor decisión que he tomado en mi corta vida. Saber toda la crueldad que existe y abstenerte de ella es el sentimiento más gratificante que he experimentado jamás.

Hacerme vegana me ha obligado a cocinar por y para mi, a variar mucho más los alimentos y descubrir un mundo gastronómico libre de crueldad que tenía ante mis ojos y nunca antes supe ver. Y no solo a nivel alimenticio, sino a nivel de vida general. Fuera jerseys de lana, fuera geles que utilizan lácteos, fuera cosméticos que no son naturales…

¿Qué dice el médico? Os preguntaréis.
A la semana de tomar mi gran decisión, fui al médico a comentarlo y a pedir consejos sobre diversas vitaminas y proteínas.
Su respuesta fue que con una alimentación vegana equilibrada no tendría ningún problema, que la vitamina B12 (que es la más complicada y que se encuentra sobre todo en los huevos) la consiguiera con un puñado nueces cada poco tiempo y en la variedad alimentaria y que en lugar de leche de soja a diario, me decantara por la de avena. De todos modos, me dijo, que cada año me haría una analítica para controlar mi salud (analítica que ya estaba llevando a cabo con el vegetarianismo) y sobre todo esta vitamina.

El bienestar psicofisico que experimento actualmente es indescriptible. Tengo mis momento de alegría y tristeza porque no dejo de ser humana, y mis momentos de fuerza y debilidad, porque sigo siendo humana. Pero el sentimiento de satisfacción personal que llevo en mi interior es indescriptible.

Abstenerse ante un horror que se vive día a día y que todo el mundo gira la cara para ignorarlo y poder disfrutar de ese trozo de hamburguesa, de ese solomillo, de ese salmón…es un compromiso que lleva hacia la felicidad y la realización personal de no formar parte de ello. Y encima de una forma más saludable a nivel físico y psíquico.

En este proceso siempre he encontrado personas, allá donde fuera, que se oponían a mi decisión. Sus argumentos eran siempre los mismos: que es el ciclo de la vida y es algo que siempre se ha hecho así, que los animales están para comérselos, que no tendré suficientes vitaminas ni proteínas, que mi delgadez viene dado por este tipo de alimentación, que no podré volver a comer fuera de casa nunca más, etc.

Respondiendo a estos argumentos siempre doy las mismas respuestas:

No es el ciclo de la vida porque hay allternativas mucho más saludables para todos. Los animales no están en este mundo únicamente para su consumo, sino para vivir, igual que los humanos. El reino vegetal es el más abundante en proteínas y vitaminas. Mi delgadez está comprobada por los doctores que viene dada por distintos factores que no tienen nada que ver con mi alimentación. Comer fuera de casa no es ningún problema porque hoy en día existen miles de restaurantes concienciados, o incluso los que no lo están, siempre tienen alimentos vegetales.

Es una lástima que en estos tiempos existan tantísimos prejucios sobre el vegetarianismo y veganismo. La mayoría de personas que conozco inconscientemente se oponen a formas de vida basadas en el respeto hacia el planeta, especialmente hacia los animales, y cuando les explico el por qué su respuesta siempre es la misma:

Respeto y considero que tienes mucha fuerza de voluntad, pero yo no podría. ¡La carne está demasiado buena!

A lo que yo les digo:

Si yo he podido, ¿por qué tú no? Que te guste la carne no es una excusa, porque entonces no es que no puedas, sino que no quieres.

Una vez Emma Watson en un discurso para la ONU sobre su campaña feminista HeForShe formuló dos preguntas que me hice a mi misma al principio de mi decisión y que le hago a las personas que se interesan realmente por mi estilo de vida.

Si no soy yo, ¿quién?
Si no es ahora, ¿cuándo? «