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Margit nos cuenta cómo toda su familia ha dado el paso hacia el veganismo

1 Jul 2012

Margit llegó de Alemania en 2004 para trabajar de matrona en Andalucía. Ahí conoció a su actual pareja con el que tuvo a Laura, una niña a la que educan desde el respeto a los animales. Ahora quiere conocer y compartir experiencias con otros padres que tratan de desarrollar la empatía hacia los animales nohumanos. Todos los miembros de la familia son veganos y tanto Margit como su marido, como su hija colaboran en el santuario El hogar de Luci.

Margit y Laura en El hogar de Luci

¿Nos puedes hablar de tu familia?

Nuestra hija tiene 4 años y medio ahora. Durante su primer año éramos carnívoros todavía, pero a ella, después de la lactancia, la alimentábamos sin carne o lácteos de origen de vaca – por motivos de salud. Cuando ella tenía dos años me hice vegetariana, pero ella recibió carne de vez en cuando por parte de otros miembros de la familia. Al principio de su tercer año nos hicimos veganos finalmente y desde entonces ella también lo es. Es decir, yo necesitaba apartarme del vegetarianismo y su padre pasaba directamente de la carne al rechazo absoluto de esta. Hoy somos veganos por el respeto de los animales no-humanos y el rechazo del especismo.

¿Como lleváis el antiespecismo a la práctica en vuestros hábitos diarios?

Vivimos con gatos desde hace muchos años. Los gatos son parte de la familia, compartimos la casa e intentamos entender su forma de comunicar sus necesidades. Los gatos también son veganos, ha sido un cambio importante y muy satisfactorio de vivir. Por su dependencia parcial de nosotros tienen el rango como niños, en nuestro caso como hermanos mayores de nuestra hija humana. Eso significa por ejemplo, cuando un gato duerme en un sillón es SU sillón y nosotros nos sentamos en otro sitio, a veces incluso en el suelo cuando todos están ocupados. A nuestra hija la enseñamos las necesidades y formas de comunicar que tienen. Como por ejemplo la necesidad de tener siempre una salida para huir y su manera de avisar su disgusto. Ocurre que nuestra hija quiere «experimentar» y a veces recibe lógicamente una bufada o le hacen un arañazo con sus uñas. En este caso, cuando viene llorando y quejándose, voy primero al gato para decirle que lo ha hecho bien y que era justificado y solo después a mi hija para consolar y explicar otra vez como respetar los señales y las necesidades de sus hermanos.

¿Otros ejemplos?

En casa intentamos siempre de coger vivos a los animales no-humanos que no queremos que estén dentro, como avispas, o que no encuentran la salida, las moscas, polillas etc, y les liberamos fuera en el jardín. Tenemos un aparato pequeño que lo facilita y a nuestra hija le gusta mucho hacerse experta en su uso. Cuando vemos un insecto que se ha caído en una piscina lo salvamos. Siempre la enseño que bonitos, que fascinantes son, todos. Que todos tienen hijos y disfrutan de la vida. Cuando estamos en el coche y veo un animal al lado de la carretera, paro cuando es posible para mirar si todavía vive, si podemos salvarle, y si ya está muerto le ponemos más lejos de la carretera al campo para que los carroñeros no estén en peligro ellos por los coches pasando.

Cuando veo que esta «jugando» con una hormiga fuera la explico su fragilidad y cuando no la respeta está castigada en su habitación. Tiene prohibido correr detrás de las palomas en los parques etc.

Es decir, ¿educáis con restricciones, prohibiciones, castigos etc?

Casi diría «por supuesto». Cuando está involucrado un animal no-humano en un conflicto con un niño y los ves a los dos como niños, como dos individuos con sus fuerzas y límites, la cosa se hace muy fácil. Como te metes en conflictos entre niños o no, igual lo puedes hacer en conflictos interespecificos o no. Ahora, con mi consciencia de hoy, me llama mucho la atención que pasa en las familias con «mascotas», como estos animales «de companía» tienen que adaptarse a la llegada de un niño pero el niño no tiene que adaptarse a la convivencia con un animal, siempre es el preferido. Y ya entra en el camino cada vez más ancho del especismo.

No veo nada mal en educar de tal manera que primero hay un «no» claro, como por ejemplo el no al correr detrás de palomas, y luego se explica el por que, sabiendo que tardará en entenderlo, pero mientras tanto no podemos permitir comportamientos que no son buenos, no? Me da un poco igual si entiende ya o no alguna regla que impongo, es lo mismo que no la dejo cruzar una carretera sin cogernos de la mano, no entiende el tráfico y sus peligros, pero entiende mi orden y entiende mi reacción adecuada cuando actúa de manera contraria…

¿Sigues algún concepto o teoría en tu manera de educación?

No. Lo único tal vez es que creo en la importancia de ejemplarizar. No la obligo a actuar de una manera que yo no vivo. El resto es más intuitivo.

Pero creo que el antiespecismo, la defensa de los derechos de los animales, no se debe mezclar con otros conceptos, ni en el campo estratégico donde siempre corre peligro de mezclarse con conceptos políticos como de la izquierda o antifascista, ni en el campo de la educación . Antiespecismo ES un concepto, una manera de vivir, actuar, sentir, no le hace falta una «base» o «decoración» pedagógica como por ejemplo el antiautoritarismo. Solo que no tenemos mucha experiencia, no podemos apoyarnos en expertos, no tenemos una historia larga, somos todavía autores individuales y aislados. Y cometemos errores, sin duda.

¿Como ves la capacidad de un niño de entender o digerir la realidad de la vida de los animales no-humanos?

Veo en el mundo la realidad de muchos niños que no tiene nada que ver con la sobreprotección que aplicamos aquí, que viven violencia, guerras, hambre, marginalidad, falta de educación etc. Niños que juegan con basura y ven cadáveres humanos en la calle cada día. Y nosotros diseñamos un mundo de caillou, de hadas y de cerdos felices en la granja en los libros…

Hay pedagogas que dicen que la pretensión de un mundo bonito sea la base para que luego el adulto se acuerde de la felicidad e intente conseguirla…

Sinceramente creo que eso es un gran error para no decir una mentira y así la base para el especismo. No veo ningún sentido en no hablar de cosas que ocurren, que ve, que oye. Un niño de un soldado que se despide de su familia para un tiempo largo querrá saber de la guerra. Y la carne en el plato ES un hecho, tiene una historia. No hablar de eso es igual que mentir. La comida es algo importante en la vida social, celebramos cada fiesta con comida, es lo que reúne a la gente, sin olvidar que es vital, por qué entonces no hablar de su origen? Hay una frase, tan simple como cierta: Si no eres ni siquiera capaz de hablar de alguna cosa por su atrocidad, como entonces puedes hacerla? Un niño puede, debe comer carne pero no es capaz de aguantar el «cuento» de donde viene? Me acuerdo de una mesa informativa de gente activa contra la caza en Alemania, a la ocasión de una feria de caza, los cazadores llamaron a la policía para que quitasen fotos de caza «porque son demasiado violentes para los niños que visitan la feria», (!) pues la policia vino y se fue sin hacer nada, ya que solo había verdad en estas fotos.

En total, si estamos de acuerdo que a los niños no deberíamos enseñar crueldades, entonces tenemos que hacer todo para que estas crueldades no existen en primer lugar. Todo lo demás es hipocresía.

Y mientras tanto, creo que tener un camino bueno como la vida vegana hace posible confrontarles con la realidad tal y como es. Siempre cuando tenemos una salida, una solución que les, nos hace sentir bien y en armonía con nuestros valores y convicciones.

Otra solución que ya vive desde pequeña son los santuarios de animales como El hogar de Luci y Wings of Heart, ambos en Madrid. Es una bendición que podemos visitarlos, que podemos enseñar a los niños como podría ser la vida, como viven los animales sin jaulas, sin cadenas, sin ningún uso o otro motivo que vivir y disfrutar de la vida. Me siento muy agradecida y afortunada de poder enseñar eso a mi hija.

¿Que implica esto en la vida cotidiana?

La he contado desde el primer momento de la realidad tal y como es. Que es la carne, los embutidos, el queso, la leche. Que hay gente que come animales y que, lógicamente, los matan para hacerlo. Sus vecinos, sus maestras, sus amigos, sus abuelos, siempre cuando pregunta «esta persona come animales?». Que los animales viven en circunstancias tristes y crueles y que no hay nada que justifique su matanza. Que matar está mal. Y que no solamente no lo hacemos nosotros, sino que intentamos de convencer a otros de entenderlo también. Que tenemos razón nosotros y los demás no, a pesar de encontrarnos en posición minoritaria.

Además, creo que no hace falta, que es un error de excluir un niño de la realidad de la muerte. Teníamos la «suerte» de que se nos murió uno de nuestros gatos hace poco y esperaba hasta que ella volvió del cole para enseñarla su cuerpecito, llorando juntos, tocarle y entender su rigidez, y luego enterrarle. Y siempre la repito que todos llegaremos algún día ahí. Pero que hay una gran diferencia si morimos por edad o enfermedad o accidente, o si morimos porque alguien quiere nuestra piel o nuestra carne o algo de nuestra propiedad solo porque le guste.

La pregunta que tengo yo también es cuanto más allá de las palabras quiero ir. El impacto de explicarlo con palabras tiene su límite natural en su desarrollo linguístico. Entiende algo, vuelve a preguntar dos semanas después, se acuerda de alguna cosa, de otra no. El paso siguiente sería enseñar dibujos, fotos, videos, hasta la realidad en si mismo. Hace poco me preguntó como exactamente matan a los animales en los mataderos. La pedí un poco de tiempo para pensar en una respuesta. Al final decidí de no enseñar nada de imágen (ni por supuesta una visita real ya que no lo aguanto yo), sino de jugarlo con sus figuritas de juego, hablando. Desde la crianza en jaulas hasta el transporte y la manera de matar. Pero eso no es algo absoluto, me puedo imaginar que en algún momento le enseñaré una foto o quizá algo más. Que no lo haga ahora no es porque no la quiero «chocar» – la realidad es la realidad -, pero hasta yo no tengo muchas herramientas para sobrevivir la crueldad tan grande que viven los animales, me parece temprano de cargarla con este esfuerzo brutal de salir cada día de la depresión o de la rabia ciega que tan fácil te llegan cuando ves fotos o videos.

¿Como hablas de los crímenes de los humanos con tu hija?

Simplemente lo hago. Hablo de la maldad como hablo de todo lo demás. Que hay gente que hace daño, que causa dolor a otros por placer, como los cazadores a animales no-humanos cuyos tiros tenemos que oír cada jueves muy cerca de nuestra casa, o algunos adultos lo hacen a niños humanos o en general a más débiles que son la razón porque no la podemos dejar en la calle sin vigilancia. Igual que hay gente buena, algunos solo rechazando la maldad, otros luchando como pueden contra ella, como cuando vamos juntos a una manifestación. Siempre cuando ocurre en la conversación, hablo de lo que hay. El porque para nosotros el huevo no es el símbolo de la vida como lo es en el entorno de su escuela infantil a la hora de Pascua, sino al contrario: Que matan a los hermanitos de las madres de los huevos y a ellas también después de una vida miserable. Como consiguen que una vaca «de» leche que se toma con tanta importancia en su colegio: Que roban y matan a su bebé nada más nacer y que la causan mucho dolor quitándole su leche y al final la matan cuando ya no puede producir más. Lo digo justamente con estas palabras y seguramente se me nota también que me afecta y que lo digo con amargura. Y me parece bien, porque es como me siento y así hay coherencia entre los dos niveles de la comunicación, la verbal y la no-verbal. A veces me ve llorando delante del ordenador. Y le digo entonces que lloro por las cosas que veo que han hecho otra vez a algún animal. A veces incluso me salen lágrimas cuando la explico algo, o cuando vemos un camión que transporta animales al matadero. No las escondo, ¿por qué iba a hacerlo?

¿Como ves las etapas diferentes de la infancia, cuando se puede hablar de que en cada etapa?

Pues, veo una gran diferencia si hablas de tu propio hijo que conoces desde el primer día y que está contigo 24 horas o si hablas de un grupo de niños que no conoces bien y que están contigo solo por horas.

Si cometes un error con tu hijo, te das cuenta fácilmente y rápido y tienes todo el tiempo y las oportunidades para corregirlo. Como maestro en la enseñanza fuera de casa solo tienes una hora, y tienes detrás todos los padres diferentes con sus propias ideas de educación, sus preocupaciones o también sus despreocupaciones y abandonos. No tengo ninguna idea clara, solo un rechazo casi «natural» contra conceptos como «desde los3 alos 6 años un niño puede… y no puede…», y creo que debemos intentar perder el «miedo» delante de las reacciones de los padres o de las autoridades cuando hablamos de la realidad y de la verdad.

En la educación de mi propia hija no veo etapas fijas. Simplemente la veo y decido en cada momento el nivel que creo que va a entender, además es ella también que me dice lo que puede o quiere escuchar, se ve fácilmente en su reacción a mis «discursos». A veces, antes de «desesperarme» porque «todavía» no sabe o no entiende algo, tengo que recordar su edad. A veces me asombra su memoria y su manera de pensar en detalles. Una de sus frases que nunca olvidaré es «cuando tenga una hija, la llamaré Luci, como El hogar de Luci, porque es cuando viven los animales». Cuando, no donde.

La educación no es algo que se diseña en el tablero, sino es un proceso mutuo, yo voy aprendiendo igualmente cada día qué es correcto y qué no. Y eso, creo, es algo muy individual, no solamente depende de la edad del niño, sino también de la capacidad, de las experiencias de los padres.

¿Es difícil alimentar a un niño de manera vegana?

Me ha costado un rato aprender a cocinar en general, ya antes de hacerme vegana, hacer algo fresco cada día, con más o menos ganas de hacerlo, pero una vez que he entendido las bases generales de cocinar no ha sido nada difícil. En viajes a veces no es lo más sano que hay para nosotros, un plato de patatas fritas y un tomate, pero hambre no pasamos nunca y no pasa absolutamente nada si no te alimentas de manera 100% correcta cada día. Siempre he pensado que nos dejamos impresionar demasiado fácil por los «expertos» que hacen de cada cosa una ciencia que solo ellos manejan (y que se dejan pagar bien). No hace falta estudiarse las tablas de arriba hasta abajo con datos de valores nutritivos de cada cosa, ni hacerse dietista. Es muy útil acordarse de vez en cuando que el mundo es grande, que todas las normas que tenemos aquí correponden al MERCADO de aquí y no necesariamente a la verdad absoluta. Esto se ve muy claro cuando se habla de la leche de vaca y su «importancia» para los humanos. Con un poco de sentido común ya vivimos muy bien.

Una pregunta que me hacen muchas veces es si la dejaría «probar» carne o huevos o lácteos cuando me lo pide alguna vez. No lo tengo claro del todo, pero en principio la respuesta es no. No, porque el veganismo no es una opción entre otras, no es una decisión individual, sino es una necesidad y la única manera ética de alimentarse. Tuvo un tiempo de transición, igual que los gatos, cuando había todavía excepciones como el chocolate que mandaba su abuela, pero ya no. Entonces, si quiere probarlo, lo tendrá que hacer por su propia cuenta, fuera de casa, organizándosela sola y mejor sin contármelo… Porque claro, lo que puedo hacer es vivir mis valores, lo que hace ella es su decisión, según su edad se la ampliaran sus opciones.