AULA ANIMAL / PROYECTO DE EDUCACIÓN ANTIESPECISTA / aulaanimal@gmail.com

La empatía en animales

8 Ago 2016

Una de las conclusiones alcanzadas en el artículo La empatía en niñ@s era: «Una buena forma de que los alumnos entiendan qué es la empatía, que actúen de forma ética y que extiendan la empatía hacia todo aquel que puede sentir es hablando de la empatía de los animales, contando anécdotas de animales que tratan de ayudar a otros, o mostrando vídeos de Interment donde se ven animales rescatando a otros.»

Podemos contar, por ejemplo, una historia sucedida en las costas de Florida en 1954. Para capturar a un grupo de delfines se les lanzó un cartucho de dinamita. Cuando una víctima subió herida a la superficie, otras dos acudieron a ayudarla (1)

Frans de Waal cuenta además la siguiente anécdota:

«(…) Los arrendajos machos cortejan a sus parejas ofreciéndoles deliciosos bocados. arrendajo-comunPresuponiendo que a todo macho le gusta impresionar, los experimentadores les ofrecieron dos bocados a escoger: orugas de polilla de la cera y gusanos de la harina. Pero antes de dejar que el macho alimentara a su pareja, ellos la alimentaban primero con uno de esos dos bocados. Al ver esto, el macho cambiaba de su elección. Si su pareja acababa de comerse un puñado de orugas de polilla, él elegía gusanos de la harina para ella y viceversa. (…) Así pues, los arrendajos también parecen ser capaces de atribuir preferencias a otros, adoptando el punto de vista ajeno.»

Con estos ejemplos, no se pretende afirmar que los demás animales tienen las mismas capacidades empáticas que los humanos. Cada uno de nosotros somos diferentes, además hay variaciones en edades, en sexos y en especies. Así, por ejemplo las personas con síndrome Asperger tienen dificultades empáticas, por ello -al igual que ocurre en la infancia- no les podemos exigir la misma responsabilidad ante sus actos que una persona adulta que sí posee esa capacidad desarrollada.

Dentro de los demás animales, también hay grandes diferencias en la capacidad empática. En un estudio realizado con monos capuchinos, se comprobó que dos monos situados frente al otro,no tenían problemas en hacer una determinada tarea si ambos recibían la misma recompensa. Pero si uno recibía un premio más apetitoso, el otro mostraba claros signos de enfado, lo que demuestra un cierto grado de concepción de la justicia. Este estudio se llevó más lejos con chimpancés y se comprobó cómo algunos de ellos protestaban incluso cuando la injusticia les era favorable, algo que demuestra no sólo que saben lo que está bien, si no que además pueden ser solidarios.

1.- De Waal, F. 2016. ¿Tenemos suficiente inteligencia para entender la inteligencia de los animales?. Tusquets. Barcelona.